Fluidez del habla y pronunciación
A diferencia del primer ejercicio, en este caso la prioridad no es la comprensión lectora sino la calidad con que el estudiante se expresa en voz alta.
Utiliza un texto diferente al del primer ejercicio, pero de extensión similar (500 palabras) y con el mismo nivel de complejidad.
Mientras se lee en voz alta, debes tener a la mano el mismo texto (ya sea en papel o en un documento digital para evaluar en cada oración el nivel de pronunciación.
Para medir el nivel de pronunciación establece un sistema numérico en donde 1 sea el nivel básico; 2, intermedio, y 3 el nivel avanzado. De tal manera que, al terminar de evaluar cada oración, puedas sacar un promedio y determinar qué número predomina en su pronunciación.
Por ejemplo: si el texto cuenta con 30 oraciones de las cuales 10 fueron evaluadas con 1 (básico), y 20 con el nivel 2 (intermedio), el promedio de inglés es intermedio con 66.6%.
Escucha activa
Con este último ejercicio puedes tener una medición rápida e integral del nivel de inglés que tienes. Cuando hablamos de escucha activa nos referimos a la capacidad de retener y mantener la continuidad de una conversación, comprendiendo con claridad las intenciones de nuestro interlocutor.
Utiliza el fragmento de una conversación con una duración no mayor a 2 minutos. Puede ser una serie o película con la cual estés familiarizado.
Establece un cuestionario de al menos 5 preguntas siguiendo el mismo patrón del ejercicio 2 (las preguntas sencillas al principio y las más complejas al final).
Pronunciar las preguntas en voz alta para que se respondan de la misma manera.
Recuerda que en esta ocasión el enfoque se concentra en la capacidad para comprender lo que se escucha en inglés, así que no es una prioridad la calidad de la pronunciación sino la capacidad de retención y comprensión auditiva.